En el caso de al Educación Primaria, se evaluará que el alumno sabe leer y escribir, realizar las operaciones aritméticas y tener conocimientos básicos de inglés. Si la prueba no se supera el estudiante deberá repetir 6º de Primaria, y en caso de que ya haya repetido podrá pasar a Secundaria, pero será necesario realizar un informe sobre su caso.
En Secundaria y Bachillerato será necesario aprobar el examen para obtener el título. Además en el caso de Bachillerato, este mismo examen será utilizado como prueba de acceso a la universidad, sustituyendo a la actual PAU o Selectividad.
La prueba tendrá un valor del 40% de la nota final en el currículo del alumno y el 60% restante será la nota media del Bachillerato. Incluirá los conocimientos correspondientes a los dos cursos del Bachiller y no únicamente al segundo como hasta ahora. Además para superarla ya no bastará obtener una nota media de 4,5 ya que será necesario conseguir como mínimo un 5.
Otro aspecto importante de la reforma educativa, que el Gobierno pretende que entre en vigor como muy tarde en el curso 2014-2015, es que se otorgará a las universidades libertad para establecer sus propias pruebas de acceso, por lo que los centros universitarios podrán seleccionar a sus alumnos no solo por la nota de las pruebas del examen de Bachillerato, sino también atendiendo a otros parámetros, como pruebas de acceso propias, entrevistas personales o teniendo en cuenta la nota media de las asignaturas más relacionadas con la carrera que se desea cursar. Este tipo de criterios ya se está llevando a cabo en algunas universidades privadas y es previsible que se generalice con la entrada de la nueva ley, especialmente en las carreras con más demanda.
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